Por Luciano Areste
Para entender las criptomonedas o el ecosistema cripto es importante entender el desarrollo del dinero a lo largo de la historia. Si nos ponemos a pensar en perspectiva, ¿la moneda tiene la misma función social que hace más de 5000 años atrás? Aunque la respuesta a esta pregunta es compleja y nos puede parecer a simple vista que no tiene la misma función, el dinero a lo largo de la historia no ha cambiado mucho. Pero arrancamos primero por definir a la moneda y que funciones cumple.
Funciones de dinero y un poco de historia
El dinero es todo bien o activo, digital o no, por los agentes económicos para sus intercambios o el comercio. Con esta definición ya tenemos una de las funciones del dinero que el medio de cambio generalmente aceptado. De esta manera solucionamos uno de los principales inconvenientes del trueque. Otra de las funciones del dinero es la unidad de cuenta, debido a que el valor de un bien es utilizado para medir y comparar el valor de otros bienes; y para documentar deudas. La última de las funciones del dinero es la que sirve como reserva de valor, esto nos permite la conservación de riqueza a lo largo del tiempo.
En la Antigüedad, como casi toda explicación a los fenómenos que rodeaban y atravesaban a las sociedades, se creía que la escrituras y el número provenía de los dioses. Los griegos creían que Prometeo, después de engañar a los dioses y darles el fuego a los mortales, les enseñó la escritura y el número entre otras cosas. En la cultura Sumeria, la diosa Inanna se la había robado a Enki, el Dios de la sabiduría. Con el paso del tiempo se dejó de creer que el número y la escritura provenían de los dioses. Fue en esta última cultura, la Sumeria, donde se encontraron las primeras tablas para registrar operaciones de intercambios de bienes, precisamente en los templos de Uruk en el 3.500 AC.
Del Trueque a Bitcoin
No es el objeto de este artículo profundizar sobre las tablas de Uruk pero los sumerios habían desarrollado formas de contratos para diferir pagos en el tiempo. El trueque, que siguió predominando por muchos años más, era la forma de realizar intercambios pero, como mencionamos anteriormente, presentaba grandes ineficiencias ya que no hay un bien generalmente aceptado ni una unidad de cuenta para cuantificar el valor. Un salto tecnológico en la evolución del dinero fue la utilización de determinados productos como las semillas, el ganado y la sal para facilitar los intercambios. La utilización de un bien como medio de cambio se conoce como dinero mercancía.
En un contexto donde las sociedades crecían rápidamente, estas se encontraron con la problemática del comercio entre las distintas ciudades dentro de sus fronteras. Por lo que era necesario encontrar un bien de referencia que fuera fácilmente transportable, duradero, divisible y con un valor establecido: los metales preciosos, en particular el oro, se convirtieron en ese valor de referencia.
Más adelante en el tiempo, las monedas de metales preciosos fueron cambiando y estas fueron hechas con metales menos nobles y más livianos para facilitar su transporte y guarda pero siempre respaldadas por metales preciosos para conservar su valor. Bueno no siempre. Ya en la última etapa del imperio romano, la moneda era cada vez más devaluada con metales menos nobles y entregados a los ciudadanos a cambio de bienes y servicios produciendo la suba de precios de estos últimos. O el caso del Gran Gengis Kan, que creó uno de los imperios más grande del mundo, precursor de lo que hoy conocemos como papel moneda. Gengis Kan y sus altos funcionarios solían realizar grandes emisiones de dinero para financiar guerras de conquistas. Posteriormente, la economía sufrió una de las primeras inflaciones en la historia mundial y el imperio se fragmentó; y el dinero papel desapareció de la faz de la tierra por unos cuantos siglos. Esto nos pone en una de las cuestiones fundamentales de Bitcoin y las criptomonedas, la cuestión de la confianza y como saber que la moneda que estoy utilizando está respaldada y/o será aceptada por el resto.
Una de las características que se mantiene desde esa época, fue impuesta por los Romanos, es que la emisión de dinero estaba en mano del estado garantizando el valor de las mismas. A partir del siglo XIX, se institucionaliza a través del patrón oro donde el dinero papel-moneda está respaldado por oro depositado en bancos centrales. Básicamente, el valor del dinero viene dado por el valor intrínseco que tiene el metal precioso. El patrón oro comenzó a abandonarse hace casi un siglo. Desde su final, el valor de una determinada moneda se establece por la confianza que genera. Es lo que se conoce como Dinero Fiduciario: las monedas y billetes fiduciarios no basan su valor en la existencia de una contrapartida en oro, plata o cualquier otro metal noble o valores, ni en su valor intrínseco, sino simplemente en su declaración como dinero por el Estado y también en el crédito y la confianza (la fe en su futura aceptación) que inspira. Sin esta declaración, la moneda no tendría ningún valor. Esta confianza es cada vez menor debido al comportamiento irresponsable de los principales bancos centrales y las restricciones y control por parte de los mismos.
Es importante destacar que en los últimos años, en conjunto con la digitalización de distintos aspectos en la sociedad, han irrumpido con fuerza diversos medios de pagos electrónicos. Este tipo de dinero puede utilizarse para el pago de bienes y servicios a través de internet o de otros medios electrónicos.
La Era de Bitcoin:
Desde el 2009, año de la creación de Bitcoin y su tecnología detrás de la criptomoneda, la Blockchain, el interés por esta tecnología no ha dejado de crecer. Una blockchain no es otra cosa que una base de datos que se halla distribuida entre diferentes participantes, protegida criptográficamente y organizada en bloques de transacciones relacionados entre sí́ matemáticamente. Expresado de forma más breve, es una base de datos descentralizada que no puede ser alterada. Acá tenemos una de las cuestiones fundamentales de las criptomonedas que es el consenso. El valor viene determinado por el consenso al que llega la red, no hay una autoridad centralizada que se encarga de garantizar el valor mismo. Este consenso que anteriormente se lograba con una autoridad centralizada significaba altos costos de transacción para los participantes y por ende termina siendo exclusiva. Costos de transacción más bajos significa que mayor cantidad de gente que participa. Esto puede sonar bastante abstracto a simple vista. Las finanzas tradicionales y las nuevas finanzas descentralizadas lo son también. Pero detrás de esto se encuentra un mundo de posibilidades como por ejemplo comprar una milésima parte de un activo o de realizar pagos y cobros transfronterizos a muy bajos costos; o la posibilidad de dolarizar a través de criptomonedas.
Bitcoin, Ethereum, etc son solo la punta del iceberg de lo que esta tecnología puede llegar a ser. El cambio que vemos en las finanzas es realmente revolucionario obligando a grandes y tradicionales jugadores adaptándose para ofrecer estos servicios a sus clientes, ya sea como medios de pagos, como inversión, como tecnología para el seguimiento de la trazabilidad de un producto o servicio, etc. Para tomar dimensión de lo que mencionamos, en los próximos meses el PBoC lanzará el Yuan digital; y varios bancos centrales tienen en carpeta el lanzamiento de monedas digitales en los próximos años. Ahora la cuestión a dilucidar es la aceptación de estas últimas ya que el valor de la misma estará determinado por los bancos centrales y no la funcionalidad lograda por la blockchain.


